martes, 4 de noviembre de 2014

Energía solar un alivio para todos

En tiempos en que nuestra economía se halla en un nivel crítico, el sesenta y ocho por ciento de la energía eléctrica que utilizamos proviene del petróleo. El alto costo de este combustible fósil no constituye el único aspecto negativo respecto a la dependencia del producto; a esto se suma el hecho de que la liberación del gas invernadero CO2 (dióxido de carbono), que ocurre al quemar el combustible, contribuye al aumento del calentamiento global. Y mientras se continúa haciendo uso de esta fuente de energía no renovable, es importante pensar en formas de promover el uso de otras tecnologías más efectivas, como la energía solar.

En Puerto Rico, ya han comenzado a surgir grupos dedicados a la venta e instalación de equipos solares. Casa Solar, Inc. en Bayamón, es uno de ellos. Durante los años, esta corporación, compuesta por cuatro expertos debidamente certificados, ha convertido varias casas en unidades amigables al ambiente. Emilio Sanabria, quien cuenta con más de treinta años de experiencia en la instalación de centrales telefónicas, ahora se dedica a esta industria que ha surgido gracias a la tecnología solar y a las medidas que ha tomado el Gobierno para promoverla.

Sanabria explica cómo funciona: todo comienza con las placas solares, que atrapan los rayos ultravioletas del sol y los traducen en energía que es dirigida a un inversor, dispositivo que convertirá esta energía en corriente alterna –la que pueden utilizar los enseres eléctricos en el hogar–, que a su vez será enviada a través del sistema eléctrico de la casa junto con la energía que produce la Autoridad de Energía Eléctrica. Las baterías que acompañan el equipo servirán de apoyo en caso de una falla del servicio eléctrico. Utilizando este sistema, se reduce el consumo de energía eléctrica producida a base de petróleo; se economiza y se ayuda al ambiente al contribuir a la reducción de emisión de gases invernadero.
Esta tecnología está al alcance de todos. Para ello, el Gobierno de Puerto Rico ofrece, por medio de las Leyes 248 y 214, una ayuda que pretende amortiguar el impacto económico que conlleva la inversión en un sistema de energía fotovoltaica. La misma consiste en la retribución del setenta y cinco por ciento del monto en créditos contributivos. De esta manera, el gobierno propicia la reducción de la dependencia del petróleo.

Otra manera de ayudar al ambiente es mediante el uso de bombillas fluorescentes compactas en lugar de las comunes, incandescentes. Estas bombillas no representan una inversión mayor, además de que consumen setenta y cinco por ciento menos energía y tienen una vida útil hasta diez veces mayor.

Corali Jiménez, residente en Toa Alta, es una entre muchos ciudadanos que han adoptado esta nueva tecnología. Fue hace varios meses que la joven madre, buscando recortar gastos en el hogar, decidió cambiar las bombillas de su casa. “Me preocupaba mucho la situación económica, sobre todo porque tengo a mi hija y quiero lo mejor para ella”, afirma Jiménez, quien se queda en casa cuidando a la menor mientras su esposo trabaja todo el día. Corali y John han notado una reducción de diez dólares en su factura de energía eléctrica.

Además de la energía solar, existen otras alternativas y medidas que se pueden tomar para conseguir un ahorro de energía, que redundará en beneficio tanto para el bolsillo como para la Madre Naturaleza. Resulta justo darle un alivio a quien nos ha brindado lo más básico y esencial para nuestras vidas. ¡Atrévete a hacer un cambio pro ambiente!

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